(Francisco José de Goya y Lucientes; Fuendetodos,
España, 1746 - Burdeos, Francia, 1828) Pintor y grabador español. Goya
fue el artista europeo más importante de su tiempo y el que ejerció
mayor influencia en la evolución posterior de la pintura, ya que sus
últimas obras se consideran precursoras del impresionismo.
Goya
aprendió de su padre el oficio de dorador, pero, decidido a dedicarse a
la pintura, se trasladó a Madrid para formarse junto a Francisco Bayeu,
con cuya hermana se casó en 1775, año de su establecimiento definitivo
en Madrid. Bayeu le proporcionó trabajo en la Real Fábrica de Tapices,
para la que realizó sesenta y tres cartones, en su mayor parte con
escenas idílicas y de la vida diaria, plasmadas con colores claros y
vivos e impregnadas de alegría y romanticismo.
Simultáneamente,
Goya empezó a pintar retratos y obras religiosas que le dieron un gran
prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresó en la Academia de San
Fernando y en 1789 fue nombrado pintor de corte por Carlos IV.
Diez años más tarde, en 1799, pintó para el soberano el famoso retrato La familia de Carlos IV,
que se considera una de sus obras maestras. Es un retrato oficial,
formal en apariencia, pero en el que el autor se permite cierta ironía
al plasmar a los personajes con un realismo crítico.
Goya
trabajó como retratista no sólo para la familia real, sino también para
la aristocracia madrileña, y de hecho entre estos retratos se
encuentran algunas de sus obras más valoradas, como La condesa de Chinchón o las famosas La maja vestida y La maja desnuda;
sobre estas últimas dice la leyenda popular que representan a la
duquesa de Alba, quien habría mantenido con el artista una relación de
tintes escandalosos. En los retratos de Goya destaca, en líneas
generales, su atento estudio de las posturas y las expresiones, así como
los contrastes de luces y sombras que realzan la figura del
protagonista.
La maja desnuda, de Goya
Hacia 1799, el pintor concluyó una de sus grandes series de grabados, Los caprichos,
ochenta y dos aguafuertes que constituyen una crítica feroz de la
sociedad civil y religiosa de la época. En esta serie aparecen ya
algunos personajes extraños y macabros que acabarán protagonizando obras
posteriores del maestro. Por esos mismos años, Goya se ocupó de la
decoración al fresco de la ermita de San Antonio de la Florida, donde
realizó una obra de gran impacto escenográfico.
En
1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas colocó al
artista en una situación delicada, ya que mantuvo su puesto de pintor de
corte con José Bonaparte. Pese a todo, no se privó de plasmar los
horrores de la guerra en obras como El 2 de mayo y Los fusilamientos del 3 de mayo, que reflejan los dramáticos acontecimientos de aquellas fechas en Madrid. Además, en los sesenta y seis grabados de Los desastres de la guerra
(1810-1814), dio testimonio de las atrocidades cometidas por los dos
bandos y acentuó visualmente la crueldad de la guerra como protesta
contra ella lanzada a la posteridad desde la impotencia.
Los fusilamientos del 3 de mayo
Por
haber trabajado para José Bonaparte, el artista cayó en desgracia tras
la restauración de Fernando VII, y en 1815 se retiró de la vida pública.
En 1819 experimentó una recaída en la misteriosa enfermedad que en 1792
lo había dejado completamente sordo. Ello, unido a su nueva vida en
soledad en la Quinta del Sordo, casa solariega que había comprado poco
antes, debió de contribuir a la exacerbación imaginativa de que el
artista dio muestras en la decoración de su nueva vivienda: catorce
murales de gran tamaño con predominio de los tonos marrones, grises y
negros, sobre temas macabros y terroríficos.
Estas obras, conocidas en la actualidad como Pinturas negras,
han contribuido con el paso de los años a la consolidación del
reconocimiento del genio de Goya, tanto por su originalidad temática
como por su técnica pictórica de pincelada amplia y suelta. El pintor se
trasladó en 1824 a Burdeos, donde residió hasta su muerte sin dejar de
cultivar la pintura y el grabado. La lechera de Burdeos y algunos
retratos ilustran la evolución del genio hacia una concepción de los
valores plásticos que anuncia el impresionismo. Su obra, fecunda y
versátil, de gran libertad técnica y brillantez de ejecución, no ha
dejado de acrecentar la importancia de su figura hasta nuestros días.