A partir de 1989 surge un nuevo orden mundial, el mundo ya no está
dividido en dos grandes bloques. Estados Unidos sigue siendo hegemónica,
pero tiene que contar con otros en sus decisiones, además de con la
Unión Europea y Japón, tiene que contar con los llamados países emergentes (Brasil, China e India) y con los tigres asiáticos (Corea del Sur, Singapur, Hong-Kong, Taiwan y Malasia).
Globalización
Feminismo
Ecologismo
Pacifismo
Las ONG
El movimiento antiglobalización
El 15M
El mundo actual se ha configurado con la revolución de las
telecomunicaciones, con la revolución científico-técnica (biotecnología,
ingeniería genética, la física de partículas) que ha dado lugar a un
nuevo modelo de sociedad, la llamada sociedad de la información, que se
caracteriza por la importancia que han adquirido los procesos de
creación, distribución y manipulación de la información en el desarrollo
de la economía, la política, la cultura y la vida cotidiana. Internet,
sin lugar a dudas, ha desempeñado un papel importante en la creación de
la sociedad de la información, al haber facilitado el acceso e
intercambio de información y datos.
Martin Luther King vivió entre el 15 de enero de 1929 y el 4
de abril de 1968. Estadounidense y ministro de la Iglesia Baptista fue un
defensor de los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos. Se le
recuerda por la promoción de la lucha no violenta y por su famoso discurso
realizado frente al monumento de Abraham Lincoln llamado “I have a dream” (Yo
tengo un sueño). En 1964 recibió el Premio Nobel de la Paz. DISCURSO:
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la
que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la
historia de nuestro país.
Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija
hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto
significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de
esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia.
Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de
cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años
después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas
de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después,
el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de
prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en
las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en
su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En
cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un
cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las
magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de
Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de
ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres,
les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad
y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo
que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada
obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un
cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes".
Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado.
Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de
la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque;
el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la
seguridad de justicia.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados
Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento
de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de
gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de
democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de
la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. Ahora es
el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de
Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas
movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no
darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente
por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya
un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de
que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos,
tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No
habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los
negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la
rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta
que surja el esplendoroso día de la justicia. Pero hay algo que debo
decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio
de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de
obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos
satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y
el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino
elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra
protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos
elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física
con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a
la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la
gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo
evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino
está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la
nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa
de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados
de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y
en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras
los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más
grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de
Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay
por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos
satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como
una poderosa corriente".
Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas
y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas.
Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la
libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y
derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los
veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la
convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a
Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras
ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y
será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del
momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en
el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero
significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes:
que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los
antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se
puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca
con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un
oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán
juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su
personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de
interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en
un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las
de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas
serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos
serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el
género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con
esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra
de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de
nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe
podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel
juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos
libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno
con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a
tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra
orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la
libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que
hacerse realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes
prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las
poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las
alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad
desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la
libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: !
¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que
repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique
la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada
costado de la montaña, que repique la libertad".
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada
caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada
del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y
cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las
palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin!
Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"
John Fitzgerald Kennedy fue el presidente trigésimo quito
(número 35) de los Estados Unidos. Nace en 1917 en Massachusetts, el segundo de
ocho hermanos, su niñez la pasó en ese estado y en Nueva York. Como dato
interesante sobre su vida personal más íntima, te puedo contar que su salud fue
siempre endeble y una lesión en la espalda lo acompañará siempre. Viaja a
estudiar a Inglaterra pero su salud hace que tenga que volver, luego quiere participar
de la armada pero es rechazado, sin embargo logra ser admitido gracias a ciertas
influencias políticas, cosa extraña pues muchos jóvenes adinerados lograban
evitar de la misma manera el servicio militar. DISCURSO: Dos mil años hace que se hiciera alarde de que se era “Civis Romanus sum”.
Hoy en el mundo de la libertad se hace alarde de que “Ich bin ein Berliner”.
Hay mucha gente en el mundo
que realmente no comprende o dice que no lo comprende cuál es la gran
diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. Decidles que vengan a
Berlín.
Hay algunos que dicen que el
comunismo es el movimiento del futuro. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen en
Europa y en otras partes “nosotros podemos trabajar con los comunistas”.
Decidles que vengan a Berlín.
Y hay algunos pocos que
dicen que es verdad que el comunismo es un sistema diabólico pero que permite
un progreso económico. Decidles que vengan a Berlín.
La libertad tiene muchas
dificultades y la democracia no es perfecta. Pero nosotros no tenernos que
poner un muro para mantener a nuestro pueblo, para prevenir que ellos nos
dejen. Quiero decir en nombre de mis ciudadanos que viven a muchas millas de
distancia en el otro lado del Atlántico, que a pesar de esta distancia de
vosotros, ellos están orgullosos de lo que han hecho por vosotros, desde una
distancia en la historia en los últimos 18 años.
No conozco una ciudad,
ningún pueblo que haya sido asediado por dieciocho años y que vive con la
vitalidad y la fuerza y la esperanza y la determinación de la ciudad de Berlín
Occidental.
Mientras el muro es la más
obvia y viva demostración del fracaso del sistema comunista, todo el mundo
puede ver que no tenemos ninguna satisfacción en ello, para nosotros, como ha
dicho el Alcalde, es una ofensa no solo contra la historia, sino también una
ofensa contra la humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas y
hermanos y hermanas y dividiendo a la gente que quiere vivir unida.
¿Cuál es la verdad de esta
ciudad de Alemania? La paz real en Europa nunca puede estar asegurada mientras
a un alemán de cada cuatro se le niega el elemental derecho de ser un hombre
libre, y que pueda elegir un camino libre.
En dieciocho años de paz y
buena confianza esta generación de alemanes ha percibido el derecho a ser
libre, incluyendo el derecho a la unión de sus familias, a la unión de su
nación en paz y buena voluntad con todos los pueblos.
Vosotros vivís en una
defend
ida isla de libertad, pero vuestra vida es parte de lo más importante.
Permitirme preguntaros a vosotros como yo concluyo, elevando vuestros ojos por
e
ncima de los peligros de hoy y las esperanzas de mañana, más allá de la
liber
tad meramente de esta ciudad de Berlín y todos los pueblos de Alemania
avanzan hacia la libertad, más allá del muro al día de la paz con justicia,
más al
lá de vosotros o nosotros de toda la humanidad.
La libertad es indivisible y
cuando un hombre es esclavizado ¿quién está libre? Cuando todos son libres,
ellos pueden mirar a ese día, cuando esta ciudad está reunida y este país y
este gran continente de Europa esté en paz y esperanza.
Cuando ese día finalmente
llegue y la gente del Berlín Occidental pueda tener una moderada satisfacción
en el hecho de que ellos están en la línea del frente casi dos décadas.
Todos los hombres libres,
dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como
hombres libres, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”.
Sé que esto va
de frases, pero qué es un discurso sino un conjunto de frases? Acá les
dejo la traducción de uno de los mejores discursos que he escuchado en
mi vida, y que lamentablemente no lo pronunció un político, sino el más
grande actor de todos los tiempos: Charles Chaplin.
El discurso está
dentro de la película "El Gran Dictador", del año 1940 (película que
les recomiendo si no la vieron, ya que es muy muy buena).
Sin más distracciones, acá va el discurso en cuestión:
"Realmente
lo siento, pero no aspiro a ser emperador. Eso no es para mí. No
pretendo regentar, ni conquistar nada de nada. Me gustaría ayudar en lo
posible a cristianos y judíos, negros y blancos. Todos tenemos el deseo
de ayudarnos mutuamente. La gente civilizada es así. Queremos vivir de
nuestra dicha mutua...no de nuestra mutua desdicha. No queremos
despreciarnos y odiarnos mutuamente.
En este mundo hay sitio para
todos. Y la buena tierra es rica y puede garantizar la subsistencia de
todos. El camino de la vida puede ser libre y magnífico, pero hemos
perdido ese camino. La voracidad ha envenenado el alma de los hombres,
ha rodeado el mundo con un círculo de odio y nos ha hecho entrar
marcando el paso de la oca en la miseria y en la sangre. Hemos mejorado
la velocidad pero somos esclavos de ella. La mecanización que trae
consigo la abundancia nos ha alejado del deseo. Nuestra ciencia nos ha
vuelto cínicos. Nuestra inteligencia duros y brutales. Pensamos en
exceso y no sentimos bastante. Tenemos más necesidad de espíritu
humanitario que de mecanización. Necesitamos más la amabilidad y la
cortesía que la inteligencia. Sin estas cualidades la vida solo puede
ser violenta y todo estará perdido. La aviación y la radio nos han
acercado los unos a los otros. La naturaleza misma de estos inventos
requería la bondad del hombre y reclamaba una fraternidad universal para
la unión de todos.
En este momento mi voz llega a miles de seres
esparcidos por el mundo. A aquellos que puedan comprenderle les digo:
no desesperéis, la desgracia que ha caído sobre nosotros no es más que
el resultado de un apetito feroz, de la amargura de unos hombres que
temen el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y los
dictadores perecerán, y el poder que han usurpado al pueblo volverá al
pueblo. ¡Y mientras existan hombres que sepan morir, la libertad no
podrá perecer! Soldados, no os entreguéis a esos brutos...hombres que os
desprecian y os tratan como esclavos, hombres que regimientan vuestras
vidas, imponen vuestros actos, vuestros pensamientos y vuestros
sentimientos; que os amaestran, os hacen ayunar, os tratan como ganado y
¡os utilizan como carne de cañón!. No os pongáis en manos de esos
hombres contra natura, de esos hombres-máquina con corazones de máquina.
¡Vosotros no sois máquinas!¡Vosotros no sois ganado!¡Vosotros sois
hombres!¡Vosotros lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones!
No odiéis. Sólo los que no son amados odian. Los que no son amados y
los anormales....Soldados, ¡no combatáis por la esclavitud! Combatid por
la libertad.
En el capítulo 17 del evangelio según San Lucas
está escrito: "El reino de Dios está en el hombre mismo". No en un solo
hombre, ni en un grupo de hombres, ¡en todos los hombres! Y ¡vosotros!
Vosotros, el pueblo, tenéis el poder para crear máquinas. El poder para
crear la felicidad. Vosotros el pueblo tenéis el poder para crear esa
vida libre y espléndida...para hacer de esa vida una radiante aventura.
Entonces, en nombre de la democracia, utilicemos ese poder...¡unámonos
todos! Luchemos por un nuevo mundo, un mundo limpio que ofrezca a todos
la posibilidad de trabajar, que de a la juventud un porvenir y resguarde
a los ancianos de la necesidad, prometiendo estas cosas gente ambiciosa
se ha hecho con el poder, pero ¡han mentido! No han mantenido sus
promesas, ¡ni las mantendrán jamás! Los dictadores se han liberado pero
han domesticado al pueblo. Combatamos ahora para que se cumpla esa
promesa. Combatamos por un mundo equilibrado...un mundo de ciencia en el
que el Progreso lleve a todos a la felicidad. ¡Soldados! en nombre de
la democracia, ¡unámonos!"